El SEAT León ha sido uno de los coches más imporantes en la historia de SEAT, una afirmación de la que no cabe duda alguna. Su tercera generación fue lanzada el pasado año 2013, con un gran éxito de crítica y público, con unas ventas acordes que podrían sacar de las pérdidas a SEAT muy pronto. Es el vehículo más avanzado y tecnológico jamás producido por SEAT, y por primera vez está disponible en carrocerías de tres puertas (SC) y familiar (ST).
La incorporación de una versión SportCoupé de tres puertas ha supuesto un soplo de aire fresco para el compacto, y en estos tiempos de carrocerías únicas en el segmento C una verdadera diferenciación: quedan muy pocos compactos verdaderos de tres puertas. La unidad que hemos podido probar es un SEAT León FR con carrocería SC, motor 1.8 TSI de gasolina y caja de cambios manual de seis relaciones, en color rojo FR como los cánones dictan.
La unidad en cuestión tenía poco más de 3.000 km cuando lo recibimos. Nuestra prueba fue de casi 2.000 km en todo tipo de carreteras, para poder tener un veredicto lo más completo posible. Las siglas FR son ya un referente cultural en el automovilismo español, con una gran reputación tanto fuera como dentro del país. Es hora de comprobar si siguen mereciendo el mismo respeto que siempre, especialmente al tener potencias contenidas.
Pero antes de hablar de motores, tenemos que hablar de diseño y de calidades, dos puntos en los que el salto generacional del SEAT León es sencillamente impresionante.
“Bonito Audi A3”
Es la frase que escuché en varias ocasiones. Porque en su versión SC - y concretamente en su perfil lateral – el parecido con el compacto de Ingolstadt es más que razonable. Lo cual no dice nada malo del León, lo contrario. El SC FR es lo más agresivo que nos encontramos en la gama León – con permiso de los Cupra – pero aún así tiene un diseño suficientemente discreto para cualquier ámbito. No quedaría fuera de lugar en un hotel de lujo.
En su frontal la presencia de las ópticas 100% LED es innegable, con una curiosa estampa lumínica, una firma de lo más reconocible. La calandra es angulosa, y está subrayada por un paragolpes que no peca de hortera. Las llantas de 18 pulgadas se sientan como anillo al dedo, en el anterior León 18 pulgadas empezaba a ser una medida excesiva. Un detalle curioso del diseño es el cristal de las puertas. ¿Notáis algo diferente?
Sólo hay una pieza de cristal en toda la puerta, que se extiende desde el borde del pilar A hasta el pilar B. Es un detalle que aporta un toque de diferenciación y mejor visibilidad. Un nervio parte de las aletas laterales hasta las bonitas ópticas traseras, también 100% LED. Dos colas de escape asoman en el lado izquierdo del paragolpes. Un pequeño spoiler corona la zaga, donde también encontramos una pequeña inscripción “FR”.
Por una parte ha perdido parte del carácter FR - macarrilla, racing, “cani”, llamadlo como queráis – y es un coche mucho más apto para todos los públicos, sin defraudar a ninguno en particular. Eso puede ser una gran baza para el León FR.
Un interior a la altura de lo mejor de Europa
Al abrir la puerta del conductor me doy cuenta del enorme salto generacional que ha dado el SEAT León. La anterior generación tenía unos acabados mediocres, ajustes correctos y mucho plástico duro, claramente estaba por detrás de su competencia, incluso tras el facelift. No se puede decir lo mismo de la tercera generación. La calidad percibida es realmente alta, con plásticos de tacto suave y acolchado repartidos por todo el habitáculo.
Los plásticos duros siguen estando presentes en la consola central, puertas y parte baja del salpicadero, pero con unos ajustes perfectos y un buen tacto. El León III está mucho más cerca del Golf VII que el León II estaba de los Golf V y VI. Hay detalles de calidad que me gustan mucho del nuevo León: una palanca de cambios y volante específicos para la versión FR, una instrumentación muy clara y moderna y una gran sencillez de uso.
Al sentarme en el asiento advierto que la postura de conducción es baja, más que la media del segmento C. Los asientos deportivos abrazan mi cuerpo perfectamente, y es posible encontrar una postura de conducción cómoda muy rápidamente. Los controles están a mano, con especial énfasis en el control del avanzado ordenador de viaje a través de los controles del volante. Volante cuyo cuero perforado es de lo más agradable, dicho sea de paso.
El espacio para rodillas y cabeza es adecuado en el SEAT León FR, sin ser especial. El León tiene multitud de huecos para vaciar nuestros bolsillos, y no estoy hablando del depósito de gasolina. Bajo la consola central hay un espacio con portilla muy bien aprovechable, y bajo el apoyabrazos central otro de similar tamaño. La guantera tiende a ser pequeña, y hay dos cajones muy cómodos para ocultar objetos a la izquierda del volante y bajo los asientos.
Tres puertas, cinco plazas, un maletero considerable
Los asientos traseros están algo más limitados de espacio, en lo que a cotas de anchura se refiere. Acceder a las plazas traseras es todo lo fácil que puede ser en un tres puertas, los asientos delanteros se acercan bastante hacia el salpicadero, pero inevitablemente hay que hacer un poco de contorsionismo. Los asientos tienen asociado un pequeño hueco portaobjetos junto a las ventanillas, que dicho sea de paso, no son móviles.
El espacio para las rodillas es correcto para un adulto de estatura media. El maletero es muy satisfactorio en el SEAT León, con 380 litros de capacidad. La boca de carga es muy accesible y el maletero tiene una forma completamente regular. Tiene capacidad suficiente para dos maletas grandes. Bajo el maletero hay una rueda de repuesto tipo galleta. Con los asientos abatidos la capacidad es de 1.150 litros.
Seguiremos la prueba pronto con las impresiones dinámicas, no os vayáis lejos…
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