Para probar el nuevo Ford Kuga nos hemos desplazado hasta Riga (Letonia) para realizar un recorrido a Tallinn (Estonia), en una de las últimas etapas de la Kuga Adventure que recorre Europa desde Grecia hasta Noruega. Además de pasar mucho frío y ver mucha nieve hemos podido ver de cerca el Kuga 2016, que es en realidad un restyling del anterior modelo. Vamos a ver en detenimiento las principales novedades que pone sobre la mesa para competir en el reñido segmento de los SUV medianos.
El nuevo Ford Kuga ya está a la venta (ver precios del Ford Kuga), aunque en un primer momento convivirá con el anterior hasta terminar el stock que todavía pueda quedar.
Principales novedades del Ford Kuga 2016
Desde el punto de vista estético, el Kuga 2016 presenta nuevas ópticas delanteras y traseras, nueva parrilla frontal más al estilo del Ford Edge, y pequeños cambios en la parte inferior de la defensa delantera y el capó que cambian bastante la cara del vehículo. El perfil permanece inalterado y el nuevo modelo recuerda más al primer Kuga, probablemente el más atractivo e innovador hasta ahora.
En el interior nos encontramos con el mismo salpicadero, cuadro y volante que hasta ahora, pero se han redistribuido los botones para dar un aspecto algo más moderno. A decir verdad resulta difícil distinguirlo del modelo anterior.
En lo que respecta a acabados, las 3 opciones anteriores Trend, Titanium y Titanium S se convierten ahora en 5: Trend, Business, Titanium, ST-Line y Vignale, con lo que hay más peldaños entre los que elegir así como algunos elementos nuevos de equipamiento.
Lo más destacado aquí son los acabados ST-Line (más deportivo con llantas, detalles exteriores y suspensiones específicas) y Vignale (más premium, con llantas específicas, parrilla frontal diferenciada, tapizados interiores en piel incluyendo el salpicadero y detalles exclusivos de equipamiento). Los otros tres son muy similares a lo que había hasta ahora.
Como el anterior Ford Kuga ya era un modelo que destacaba en su dotación de equipamiento, conectividad, asistencias a la conducción y medidas de seguridad, Ford se ha limitado a incorporar las últimas actualizaciones a su sistema de infoentretenimiento SYNC3, unos faros inteligentes adaptativos, la función de aparcamiento asistido en batería (hasta ahora era sólo en fila), alerta de tráfico cruzado (para salir marcha atrás) y asistente para salir del aparcamiento.
Además de todo esto, el Kuga incorpora un nuevo e interesante motor diésel, un 1.5 TDCi de 120 CV que remplaza al anterior bloque 2.0 TCDi de igual potencia. El nuevo motor tiene un consumo homologado de tan solo 4,4 l/100km con cambio manual y 115 g/100km lo que lo exime del impuesto de circulación en nuestro país. Se puede combinar con cambio automático Powershift, pero no con traccion 4×4.
Ford Kuga 1.5 Ecoboost 182 CV Auto 4WD ST-Line
Durante nuestra participación en el Ford Kuga Adventure circulamos por países totalmente cubiertos de nieve, por lo que Ford sólo disponía ya de versiones con tracción 4×4 para esos tramos. Esto significa que no pudimos probar el 1.5 TDCi de 120 CV, posiblemente la novedad más interesante del nuevo Kuga.
Puesto que sólo quedaban los motores más potentes con tracción integral, sí tuvimos ocasión de subirnos a un 1.5 EcoBoost de 182 CV con cambio automático por convertidor de par y tracción integral. Llevaba además uno de los nuevos acabados, el denominado ST-Line.
Comenzando por el motor y el cambio, mucho me temo que sería la combinación que menos recomendaría para este coche. El motor empuja bien desde bajo régimen, pero en ningún momento nos da la sensación de tener esos 182 CV, probablemente engullidos por un cambio muy suave pero con un ligero sabor antiguo de deslizamiento ineficiente.
Otro importante punto en su contra es el consumo, que no bajó en ningún momento de los 8,0 l/100km en carretera, en un trayecto sin una sola pendiente y con el control de velocidad a 90 km/h permanentemente. Eso es mucho para un coche como este en una situación tan favorable.
El modo “manual” del cambio se controla con dos levas tras el volante y es entonces cuando vemos claramente la diferencia con un PowerShift de doble embrague, al ser mucho más lento sobre todo en reducciones. Definitivamente es un producto para el mercado americano, donde la suavidad está muy por encima del consumo o la rapidez del cambio.
Con respecto al acabado ST-Line, supone ligeras diferencias en exterior e interior que le dan un ligero aire deportivo al coche, una deportividad que sus prestaciones se encargan de desmentir rápidamente. Con 182 CV y cambio automático (obligatorio con este motor) acelera de 0-100 km/h en unos modestísimos 10,1 segundos. De hecho le gana en aceleración la versión de 150 CV con cambio manual (9,7 segundos), lo que a su vez nos da una idea de la ineficiencia del cambio.
La suspensión, específica del acabado ST-Line con tarados más firmes, sí está orientada a una conducción decidida y el Kuga mantiene intacto su buen hacer en curvas, con una mínima inclinación de la carrocería y una excelente sensación de control para el conductor.
En este caso esa buena dinámica se consigue a expensas del confort, lo que nos deja con un coche que lee demasiado las irregularidades del asfalto para ser un familiar y cuyo comportamiento deportivo no se corresponde con su carrocería familiar, su altura al suelo ni el limitado rendimiento de sus motores.
En definitiva, el acabado ST-Line es en cierta medida una contradicción en los términos, al menos mientras el Kuga no adelgace 200 kg o disponga de bastantes más caballos. Aún así, no lo acabo de ver.
Ford Kuga 2.0 TDCi 150 CV Manual 4WD Titanium
El otro motor que pudimos probar, a mi juicio mucho más adecuado para el coche, fue el 2.0 TDCi de 150 CV, un motor altamente recomendable sobre todo con cambio automático PowerShift, ya que en este caso sí lleva el moderno doble embrague de Ford.
El consumo en circunstancias prácticamente idénticas al anterior recorrido (control de velocidad a 90 km/h) se fue a los 6,4 l/100km que, si bien es una cifra discreta, al menos parece mucho más razonable.
Este motor goza de una buena respuesta a medio régimen y es bastante silencioso con una ausencia casi total de vibraciones. En el caso de la unidad probada, en acabado Titanium, las buenas sensaciones percibidas del motor se ven algo empañadas por una palanca de cambios muy larga y de recorridos aún más largos, una sensación que se mantiene vigente desde la anterior generación, que ya tenía este tacto de camión en la palanca. Definitivamente me quedo con el cambio PowerShift.
En cuanto al acabado, me ha parecido que la suspensión estaba mucho mejor resuelta, con unos tarados ligeramente más blandos que el ST-Line y por tanto mucho más adecuados para un confortable coche familiar pero sin perder por ello ese buen tacto al volante que siempre ha caracterizado al Kuga.
Algo que sí nos ha dejado impresionados, tal vez por la falta de costumbre de conducir sobre carreteras heladas, fue la excelente motricidad del coche en toda circunstancia gracias a su tracción integral inteligente y por supuesto a sus neumáticos M+S. Incluso en una pequeña rampa cubierta de nieve virgen subía sin pérdida aparente de tracción, a menos que aplicásemos el acelerador a fondo, claro.
Ford Kuga Vignale
Finalmente pudimos hacer los últimos 100 km del recorrido a bordo de un Ford Kuga Vignale, de nuevo con el motor más potente de gasolina. Aparte de colores específicos para el exterior, la parrilla frontal cromada y un tapizado en piel de alta calidad para los asientos, lo más destacado es el salpicadero recubierto de piel oscura que, junto con las puertas, le dan un cierto plus de calidad percibida.
A pesar de este trabajo de tapicería, el Vignale no deja de ser un Kuga con sus plásticos duros alrededor de la palanca de cambios y en la parte inferior del salpicadero y puertas, con sus relojes y cuadro de mandos convencional y con idénticas motorizaciones y aspecto que el resto de la gama salvo las llantas y algunos cromados.
La sensación es que sí parece el acabado superior, de eso no cabe ninguna duda, pero está lejos del estatus premium que en cierto modo intenta presentar Ford tratando el anagrama de Vignale como si fuese una marca distinta.
Si Citroën a duras penas lo ha conseguido con su spin-off DS teniendo modelos totalmente diferentes, parece difícil que Ford lo vaya a conseguir con cromados y tapicerías, por más que mejoren la sensación del coche.
La percepción de marca premium, merecida o inmerecida, es mucho más que un anagrama y un tapizado en piel. Dicho esto, estas versiones tope de gama bien podrían ser el principio de algo mucho más profundo que esté por venir y en ese caso el tiempo será quien otorgue o quite razones. De momento es un “Titanium +”, pero no un rival de Audi, Mercedes o BMW.
Conclusiones
El Ford Kuga ha sufrido una ligera renovación estética en su exterior, al tiempo que recibe un nuevo motor y dos acabados adicionales. Es el típico lavado de cara para afrontar los últimos años de vida comercial con las máximas garantías y la mínima inversión posible, frente a una competencia cada vez más fuerte (Kia Sportage, Honda CR-V, Volkswagen Tiguan, Nissan Qashqai, SEAT Ateca, Hyundai Tucson…)
A mi juicio y tras probar el nuevo Kuga, creo que es un coche perfectamente competitivo. Creo que ha ganado bastante estéticamente con esos pequeños cambios, el chasis sigue siendo de los mejores del segmento y no deja de ser un familiar espacioso y práctico para el día a día y muy bien equipado tecnológicamente.
Aunque esté muy lejos de enamorarme, sí creo que tiene argumentos suficientes para encandilar a multitud de compradores si va acompañado de precios competitivos o, en este caso, descuentos competitivos sobre sus elevados precios de partida (ver precios del Ford Kuga).