Ser diferente nunca fue fácil, pero en BMW se han empeñado en demostrar que existe otra manera de entender el automóvil. Y el BMW iX que hoy ponemos a prueba es el primer gran paso en esta estrategia. SUV, crossover, monovolumen, familiar y hasta "berlina" de lujo... no es fácil definir a este eléctrico, pero tras este primer análisis del BMW iX te podemos adelantar algo que quizá no te esperas, y es que te guste o no el iX y todo lo que representa, una vez lo entiendas será difícil que no termines queriendo uno.
No lo puedo ocultar, el diseño exterior y el concepto de carrocería del BMW iX no es santo de mi devoción. Por lo menos no lo era hasta conocerlo en persona. Ahora, tras este primer contacto donde me tomé algunos minutos de contemplación de todas y cada una de sus líneas, empiezo a entender el concepto. Y es que este es de esos coches donde debemos obligarnos a mirar más allá, pues aquí la función prevalece sobre la forma, y además lo hace consiguiendo incluso convencerte.
Por lo tanto, a estas alturas el exterior del iX no es que sea de mis diseños favoritos, pero sí que le he sabido encontrar el atractivo que aporta lo diferente y lo peculiar, y eso no es precísamente poco en los tiempos que corren. En un mercado donde los riesgos que se corren en diseño son los mínimos, BMW se ha tirado a la piscina con un cóctel más monovolumen que SUV, dando lugar a un coche que cuenta con 4.953 mm de longitud, 1.967 mm de anchura, 1.696 mm de altura y una batalla de nada menos que 3.000 mm. Para cumplir con el papel de crossover el iX disfruta de 203 mm de altura libre al suelo - que no está nada mal -, pero desde ya te decimos que más allá de caminos rotos, no tiene sentido comprobar de qué es capaz el BMW iX en offroad.
El BMW iX es bastante más que un coche eléctrico
El BMW iX es más una solución de movilidad que un automóvil, y con esta definición lo que pretendo haceros ver es que este coche hay que entederlo con una visión más amplia y global de lo que representa el coche como medio de transporte. Y por qué os preguntaréis, pues por la sencilla razón de que todo en este BMW iX ha sido diseñado por y para demostrar que se pueden fabricar coches de otra forma. Esto supone hablar de un coche cuya fabricación se realiza usando únicamente energía renovable y una gran cantidad de materiales reciclados y sostenibles, que integra la tecnología más avanzada del grupo BMW en asistencias, infoentretenimiento, conectividad y propulsión, y que además define el automóvil como un hogar rodante. No, no es solamente un coche.
Una vez comprendes esto, el punto de vista estético te va importando cada vez menos, comenzando a valorar su aerodinámica con un Cx récord de solo 0,25 o el despliegue exterior en materia de sensores, radares y cámaras para crear el primer BMW capaz de ofrecer un nivel 3 de conducción autónoma. De una forma u otra, este BMW iX es casi que una ventana al futuro, un futuro donde conducir será cada vez menos importante, y por lo tanto el factor emocional implícito en la experiencia de conducción queda relegado a un segundo o tercer plano. BMW promete seguir fabricando ese tipo de coches, pero para el día a día y largos viajes, el iX es el mejor anticipo de los coches que están por llegar.
Lo mejor del iX está en el interior
Por ello el verdadero impacto aparece cuando abres las puertas del iX y descubres el interior. En mi opinión, la ejecución del interior tanto en imagen como en funcionalidad está mucho más conseguida. El codiciado efecto "WOW" que tanto están explotando rivales como Mercedes está en este BMW iX, y lo cierto es que conforme te adentras en el habitáculo ese efecto va a más gracias al nuevo sistema multimedia con doble pantalla LCD (12,3" + 14,9"), el diseño flotante de salpicadero y consola central, la calidad de los materiales empleados y la construcción, la sensación de amplitud, el sistema de sonido Bowers&Wilkins de 30 altavoces y más de 1.600 vatios, o el inteligente uso de materiales poco habituales para algunos mandos: cristal de Swarovski en iDrive y otros selectores, y madera con capacidad de reconocimiento táctil para el control de funciones del vehículo.
De este modo, no tengo la menor duda de que es el interior donde BMW más ha trabajado para dar vida a la idea de escaparate rodante. Y lo cierto es que el resultado es realmente llamativo, incluso abrumador a la luz de todas las posibilidades disponibles. De hecho, me llamó la atención el cambio de tercio que presenta este iX en cuanto a ergonomía, pues la firma alemana rompe con la clásica distribución de sus salpicaderos repleta de botones en un excelente orden germánico, para presentarnos un coche donde el minimalismo hace que todo pase a ser gobernado a través de la enorme interfaz que corona el salpicadero. Ahora todo es táctil, ahora hay más funciones que nunca para gestionar, y aunque el iDrive sigue estando ahí como apoyo, no puedo negar que al término de esta prueba eché en falta esos mandos físicos que te hacen la conducción más sencilla... y segura. ¿Es imposible conciliar modernidad con mandos físicos? Por ahora, ni siquiera el BMW iX lo ha conseguido.
Las posibilidades en equipamiento, tal y como podéis imaginar en un coche que parte de los 87.150 € en versión iX xDrive40 y 104.150 euros en el iX xDrive50, son muy amplias y realmente consiguen hacer que este BMW se vea y se sienta como uno de los coches más avanzados de la industria, sino el que más. A este nivel, solo el Mercedes EQS me parece un rival a la altura de lo que puede ofrecer el BMW iX.
Así es la técnica del BMW iX
A nivel técnico, y estando basado en una plataforma específica, el iX estrena la última generación de sistemas de propulsión eléctrica a baterías del grupo. Esto significa que en el iX xDrive40 contamos con doble motor eléctrico con 326 CV y 630 Nm, batería de 71 kWh (netos) y hasta 425 Km de autonomía (WLTP), mientras que en el iX xDrive50 tenemos doble motor eléctrico con 523 CV y 765 Nm, batería de 105,2 kWh y hasta 630 Km de autonomía (WLTP).
Durante esta primera toma de contacto solo pudimos probar la versión "50", descubriendo que efectivamente el nivel de prestaciones es tan elevado como indican sus cifras. Sorprendentemente el iX es un coche que puede correr mucho, y además lo hace con muy buenas maneras. El buen hacer de BMW en dirección y frenos se deja sentir, brindando al conductor un gobierno preciso de este enorme barco de casi 5 metros de largo y 2.510 Kg de peso. Pero tras algunos acelerones poniendo a prueba sus 4,6 segundos de 0-100 Km/h y algunas curvas llevando al límite al chasis, cambiamos el chip y nos ponemos a dejarnos llevar por la esencia de este coche.
Estamos ante un clarísimo GT, un coche muy rápido, pero donde lo que más prima es el mimo a los ocupantes. El trabajo en confort y aislamiento es excelente, lo que unido al amplio espacio interior y la gran visibilidad que aporta su enorme superficie acristalada, nos termina generando la sensación de estar viajando en una suerte de burbuja. Es un coche que claramente se disfruta más como pasajero, pues es ahí donde más provecho se puede sacar de esa desconexión con respecto del exterior, pudiendo además dar rienda suelta a todas las funciones y gadgets disponibles. Sin duda, pocos coches existen hoy mejores para hacer largos viajes sin que el cuerpo y la mente lo note, aunque eso sí, como buen eléctrico estaremos supeditados a las posibilidades de recarga: hasta 11 kW en corriente alterna y hasta 150 kW en corriente continua para el xDrive40, hasta 200 kW para el xDrive50.
En definitiva, el BMW iX es uno de esos coches que marca un antes y un después no solo en el fabricante que lo crea, sino en la industria. Es un coche diferente, peculiar e incluso raro para ciertos aspectos, pero su objetivo lo cumple a las mil maravillas. Ser un escaparate tecnológico, una visión del futuro que se avecina, supone romper esquemas y polarizar opiniones. Te guste más o menos su diseño y algunas de sus propuestas, lo cierto es que una vez entiendes su filosofía y lo conduces, será difícil que no quieras tener uno en el garaje... pero no como coche, sino como medio de transporte.