Navegando en dirección opuesta a toda la industria automovilística, vamos a probar el nuevo Mazda CX-60 con un motor diésel extraordinariamente grande (6 cilindros y 3,3 litros) y un consumo medio extraordinariamente pequeño, 5,0 litros a los 100. Estas cifras no parecen corresponderse entre sí, de modo que os proponemos una prueba de consumo para comprobar si el diésel sigue vivo.
En un mundo de coches eléctricos y motores diminutos en el que el diésel desaparece de los catálogos, Mazda se descuelga una vez más presentando un motor a gasoil de 6 cilindros en línea y 3.283 cm3 que promete un generoso par máximo de 450 Nm a partir de 1.400 rpm, una potencia máxima de 200 cv a tan solo 3.600 rpm y un consumo medio WLTP de 5 litros a los 100 km.
Aún siendo microhíbrido de 48 v, ese consumo es tanto más sorprendente si tenemos en cuenta que se trata de un SUV con una gran superficie frontal, grandes neumáticos y una masa en orden de marcha por encima de 1.800 kg.
Tenemos por delante 200 km con todo tipo de carreteras, así que la prueba de consumo real está servida.
Motor y prestaciones
La explicación técnica de la evolución que supone este motor en términos de rendimiento fue profunda y concienzuda, pero te la resumo brevemente: han hecho virguerías con la admisión y forma de la cabeza de los pistones para optimizar el flujo de aire y combustible y los tiempos de explosión dentro de la cámara de combustión.
A esto se le suma un sistema microhíbrido que va muy en serio a la hora de apagar el motor cuando el coche está en movimiento y fomenta la navegación “a vela” en cualquier cuesta abajo o incluso en terreno que parece llano, manteniendo el motor encendido sólo cuando tiene que empujar.
Motor | |
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Configuración | 6 cilindros en línea, MHEV 48V |
Cilindrada | 3.283 cm3 |
Potencia max | 200 cv @3.600 rpm |
Par max | 450 Nm @ 1.400 – 3.000 rpm |
Caja de cambios | ZF Auto 8V |
Propulsión | Trasera |
0 - 100 km/h | 8,4s |
Velocidad max | 212 km/h |
Consumo medio WLTP | 5,0 l/100km |
Etiqueta medioambiental | ECO |
La prueba de consumo con el Mazda CX-60 diésel
Nuestra prueba tiene lugar en un circuito circular de 200 km predefinido por Mazda con salida y llegada en Sitges.
El circuito tiene autopista y carretera y hay que decir que es bastante favorable para hacer consumos bajos: no hay apenas pendientes, la autopista es el tramo más corto y la carretera tiene tráfico lento pero fluido con muchas obras que nos obligan a circular entre 60 y 80 km/h gran parte del tiempo. No hay un metro de ciudad, si descontamos salir y entrar en Sitges.
Hemos acordado que nuestro estilo de conducción sería “natural”, es decir, no vamos a ir a consumir poco pero tampoco vamos a pisarle mucho al coche. En autopista iremos a 120 km/h con el programador de velocidad y en carretera a lo que permita el tráfico y la vía legalmente.
En el tramo de autopista, que llega de primero, el consumo se sitúa en 5,5 l/100km, si bien hay que aclarar que no todo el tiempo pudimos ir a 120 km/h, sólo a ratos. Continuamos por carretera y el consumo apenas se mueve una décima arriba y una décima abajo alrededor de los 5,5, que nos parece un buen número pero lejos de la homologación WLTP de 5,0 l/100km.
Pero en la segunda mitad del recorrido el consumo empieza a bajar porque disfrutamos de una ligerísima pendiente descendente que casi no hemos percibido al subir pero ahora se hace notar mucho al bajar.
Es ahora cuando entra en funcionamiento el sistema microhíbrido, que apaga y desconecta el motor de la transmisión cada vez que levantamos el pie del acelerador y el coche detecta que puede seguir por inercia. Eso son muchos kilómetros con el motor apagado.
Finalmente, llegamos a destino con un consumo de 4,8 l/100 km de marcador y, tras rellenar el depósito, comprobamos que nos hemos ido a 4,9 l/100 km reales, una décima por debajo de la homologada por el fabricante.
Tacto del motor diésel del Mazda CX-60
Este nuevo motor diésel hace gala de un tacto francamente bueno: disfruta de un enorme par a bajo régimen que nos permite circular muy bajos de vueltas sin renunciar a una contundente respuesta al acelerador. Esto favorece los consumos, pero no penaliza la sensación prestacional.
La única pega que le podemos poner a este motor no está en su rendimiento ni mucho menos en su consumo, que son brillantes, sino en el sonido que se filtra a la cabina por ser demasiado intenso para un coche de lujo como este y por ser demasiado diésel para un 6 cilindros tan grande. Creo que debería sonar algo menos y algo mejor.
El esquema motriz del Mazda CX-60 diésel es el clásico de un microhíbrido. Tenemos el motor diésel, seguido de un embrague, al otro lado está el motor eléctrico de 48V con un segundo embrague antes de la caja de cambios. Esto permite apagar y desconectar el motor térmico en retenciones, dejando que el motor eléctrico se convierta en generador y recargue la batería, y también permite que ambos motores trabajen en tándem cuando está todo acoplado.
Conclusiones
Es una pena que el diésel vaya a morir por razones medioambientales ahora que se ha llegado a este nivel de refinamiento exquisito que nos muestra Mazda en su última creación. En este coche se dan la mano prestaciones y consumos como en pocos.
El Mazda CX-60 me ofrece pocas dudas: es un coche perfecto para viajar a todo confort con una respuesta excelente y un consumo ridículo.
Lo que sí me ofrece dudas es el propio combustible, y la posible evolución de su precio en los próximos años dada la incertidumbre que existe hoy en día con la capacidad de refino de diésel a nivel mundial.
Si supiera que el diésel no va a subir mucho recomendaría este coche sin dudarlo un instante pero, a día de hoy, no lo tengo nada claro.