Ya os hemos hablado largo y tendido de lo que ofrece este Volvo V60, sin tan siquiera accionar el motor. Por lo tanto, ha llegado la hora de salir de ruta y ver cómo se desenvuelve este coche. Para esta prueba habíamos decidido analizar al dedillo las características del sueco y comprobar si de verdad estamos ante el familiar ideal y cumple con la imagen que ha transmitido la marca durante su historia más reciente.
Para ser ese familiar ideal no solo pediremos que sea espacioso, práctico y bien dotado, sino también muy confortable, agradable y ahorrador para acompañarnos en viajes de cientos y miles de kilómetros. Nuestra elección promete. En nuestras manos tenemos un Volvo V60 D3 de 136 CV, un diésel de cinco cilindros que además viene acompañado de un cambio automático.
Hay que tener en cuenta que no es un motor demasiado potente para un familiar sobre los 4,6 metros de longitud y unos 70 kilogramos más pesado que el sedán del que se deriva. Y es cierto que más potencia no le hubiera venido nada mal, pero para aspirar a un diésel más prestaciones tendremos que apuntar más arriba, a los D4 de 181 CV y D5 de 215 CV.
¿Por qué nos sigue gustando el diésel de cinco cilindros de Volvo?
A bajas revoluciones este diésel resulta un tanto tosco y ruidoso, especialmente en frío, pero en cuanto empezamos a ver como sube de vueltas el cuentarrevoluciones no tardamos en confirmar que hemos hecho una buena elección. En ese régimen en que la mayoría de los diésel de cuatro cilindros pierden fuerza y empiezan a mostrar su lado más oscuro, traqueteos, vibraciones y un ruido indeseable, el D3 puede seguir estirando la marcha con un sonido que no nos engaña, pero ni mucho menos resulta desagradable. Sin lugar a dudas es un motor mucho más agradecido con el conductor que la mayoría de bloques de cuatro cilindros de la competencia.
Salvo que tengas mucho interés en un cambio automático, nosotros te recomendaríamos la versión manual de este motor. El D3 está disponible tanto en manual como con un cambio automático por convertidor de par, ambos de seis relaciones. Este último no es demasiado eficiente y provoca que los consumos oficiales (y reales) se eleven ligeramente, también las emisiones de CO2.
El D3 está disponible con cambio automático o manual
De forma que un D3 exento de pagar Impuesto de Matriculación en su versión manual estará gravado con un 4,75% en el automático y será 2.500 euros más caro. El cambio automático de nuestra unidad nos resultó bastante cómodo y razonablemente rápido para su naturaleza, tanto que no echamos en falta un cambio más efectivo, como un doble embrague.
En esta versión, el cambio automático también puede accionarse secuencialmente gracias a unas pequeñas pero cómodas levas en el volante. Hay que tener en cuenta que estas se ofrecen como extra opcional, por 176 euros más. En cualquier caso me parecen un extra recomendable para mantener el control de la conducción, la retención del motor o simplemente disfrutar accionando las marchas secuencialmente en una carretera divertida.
En nuestra prueba de consumos hicimos un recorrido de 150 kilómetros, de ida y vuelta, a unos 120 km/h de marcador (media de 117 km/h), sin más carga que el conductor y en un recorrido relativamente llano. Logramos un consumo medio de 5,5 litros/100 kilómetros, seis décimas por encima del consumo oficial en ciclo mixto homologado (4,9 litros/100 kilómetros). En recorridos urbanos y siendo cautos con el acelerador, hicimos medias sobre los 6-6,5 litros/100 kilómetros.
Consumos correctos para un diésel automático de su tamaño
Sinceramente es un resultado bastante bueno para un coche de su tamaño, relativamente pesado, con un motor de cinco cilindros y las pérdidas que pueda suponer equipar un cambio automático como este. El margen con lo que hubiéramos esperado de un cuatro cilindros es tan estrecho que tampoco creemos que sea un handicap importantísimo para este Volvo V60. Aunque sea algo que dependa de los gustos de cada uno, yo seguiría prefiriendo un motor con estos consumos y el buen tacto del D3 que un cuatro cilindros más ahorrador.
Aún así estaría lejos de los consumos más bajos que haya visto en un coche de estas características y en las mismas condiciones, los poco más de 4 litros/100 kilómetros reales de un BMW 320d de 184 CV.
Otro de los aspectos más relevantes de este Volvo V60 y en el cual no hemos profundizado demasiado, para remitiros al análisis que hicimos en Tecmovia con la prueba del Volvo V40, es el referente a las ayudas a la conducción.
La gama Volvo S60, V60 y XC60 ha recibido, además de un cuadro de mandos digital personalizable, toda una serie de sistemas enfocados sobre todo a la seguridad. Entre ellos destacaremos el Active High Beam Control, que automáticamente desconecta la luz de largo alcance para evitar deslumbrar a otros conductores; detección de peatones y ciclistas y otros obstáculos en consonancia con el sistema City Safety, de frenada automática en ciudad hasta 50 km/h y precarga de frenada de emergencia a más velocidad; asistente de mantenimiento de carril; detector de obstáculos en el ángulo muerto con radar trasero, que también nos sirve para maniobrar en aparcamientos avisándonos si se aproxima un coche cuando salimos marcha atrás; información de señales de tráfico y llamada de emergencia Volvo On Call en caso de accidente.
Las ayudas a la conducción y las aplicaciones de Volvo Sensus Connect
Nuestro Volvo V60 de pruebas también estaba equipado con Sensus Connect, del cual ya hemos hablado en Tecmovia. Se trata de la última tecnología de entretenimiento y conectividad de Volvo, con aplicaciones conectadas a internet para navegación, cartografía vía satélite, mantenimiento del coche, entretenimiento (Spotify y TuneIn) e incluso el avisador de radares e incidencias de Coyote.
El Volvo V60 destaca el confort sobre todo lo demás. Goza de unas suspensiones con muy buena amortiguación, efectiva absorbiendo los impactos con la carretera y con absoluta ausencia de rebote. Pero tampoco presumirá de ser el más dinámico de su categoría o de ofrecer el tacto de un BMW Serie 3 o un Mercedes Clase C, algo que se aprecia sobre todo en el tacto de la dirección. Este Volvo no te encandila por su conducción, pero para compensarlo ofrece una calidad de rodadura y unas dosis de confort que están a la altura de los mejores de su clase.
Opcionalmente podremos equipar la dirección asistida variable con la velocidad (+265€), unas suspensiones autonivelantes Nivomat (+565€) o incluso un chasis ligeramente rebajado y más deportivo, el Chasis Sport (+500€).
Volvo V60 D3 136 CV manual desde 33.440 euros
Para terminar concluiré diciendo que este Volvo V60 bien podría ser el familiar ideal, especialmente asociado a un motor de cinco cilindros (mínimo D3). Pero en cualquier caso y llegados a este punto, lo difícil está en justificar su precio. En un D3 manual tendremos que empezar hablar de 33.000 euros, un precio acorde e incluso competitivo si lo comparamos con otros familiares de la competencia. Pero también es una diferencia sustancial con los 25.630 euros (con PIVE y financiación) de los cuales parte un D2 de 115 CV que indiscutiblemente es un motor muy modesto para un coche de este porte.
En Diariomotor: Prueba del Volvo V40 | Prueba del Volvo S60