Ya os contaba en la introducción que tenía muchísimo interés por probar el nuevo Mercedes Clase S y todos esos sistemas que lo convierten en la vanguardia de la industria del automóvil. Este modelo ya se comercializa con motores para todos los gustos, y pronto habrá más. Te lo puedes llevar con motor diésel, de gasolina, híbrido, e incluso híbrido diésel y en unos meses híbrido enchufable, también con motores muy potentes firmados por AMG. Nosotros decidimos probarlo en su versión de batalla larga S500 y ocho cilindros, con 455 CV, que se antojan demasiados a tenor de que el cliente de un Clase S no se preocupa tanto por las prestaciones, sino sobre todo por el confort, entendiendo que cualquiera de los motores que se ofrecen en la Clase S ya cubren con creces sus necesidades.
Pero evidentemente, conducir un Mercedes Clase S 500 de batalla larga nos brindaba la oportunidad de probar todos los sistemas estrenados por esta nueva generación, incluido el Magic Body Control. También somos conscientes de que, especialmente fuera de nuestras fronteras, muchos clientes optarán por llevárselo tan potente y equipado como sea posible. De ahí que muy pronto se vayan a introducir las versiones AMG, incluido un V12 biturbo de 630 CV de potencia.
En cualquier caso, en Mercedes-Benz nos dejan caer que el nombre Maybach seguirá vivo y que la Clase S crecerá aún más por la parte alta, en dimensiones, lujo y distinción. Pensamos que será cuestión de tiempo que veamos un Clase S Pullman o un Clase S Maybach muy enfocado a clientes selectos de Estados Unidos, China, Rusia y Oriente Próximo, que son los mercados más importantes para un coche de estas características.
Mercedes-Benz España nos confirma que en 2013 se cerraron 140 pedidos, aunque la demanda fue muy superior, exactamente del doble. El éxito inicial de este modelo es tal, que la marca tiene dificultades para atender todas las solicitudes que llegan. Este año se cerrarán más de 300 pedidos, que hubieran sido al menos 400 si la sección española hubiera contado con una cuota ilimitada de unidades para nuestro mercado.
La elegancia natural exterior, y ese diseño lujoso prácticamente atemporal, lo culmina el aspecto moderno de sus faros y sus ópticas traseras, todas ellas recurriendo a la iluminación LED. Por si aún no te lo habíamos dicho, el nuevo Mercedes Clase S no emplea ni una sola bombilla, puesto que todas ellas han sido sustituidas por cientos de diodos LED. Un único faro ya cuenta con 56 LEDs, cada piloto trasero cuenta con otros 35 y en el habitáculo se pueden contar otros 300 LEDs.
El carácter de la zaga lo acentúan sus salidas de escape trapezoidales, que al menos en este V8, es un embellecedor que oculta dos salidas de escape dobles más pequeñas. Ese detalle es importante para diferenciarlo de motores más potentes y de los AMG, que también lucen salidas trapezoidales, aunque dobles.
Mercedes-Benz entiende el lujo como tecnología. La importancia de sus pantallas es crucial, por el detallado de la información que nos puede mostrar su instrumentación digital y por la cantidad de opciones que podemos manipular desde su equipo de entretenimiento, por ejemplo la infinidad de ajustes de sus asientos o los programas de masaje, también la practicidad de seguir las indicaciones del navegador en una cartografía que se muestra en una superficie muy extensa.
Amén de la tecnología, los tapizados de la versión que ves en pantalla son sublimes, sibaritismo puro y duro. No falta un reloj analógico en el centro, inserciones de aluminio y madera de gran calidad y piel perforada y con pespuntes visibles que te sumergen en un entorno de lujo inalcanzable en las berlinas más pequeñas de la casa. Y aunque un Mercedes Clase S sin tanto equipamiento ya goza de gran calidad, no olvides que para alcanzar este nivel de acabado tendrás que invertir una suma importante de dinero.
Esta unidad cuenta con Paquete Exclusivo, que supone 9.563 euros adicionales con este motor.
No llegamos a tal extremo, puesto que en las carreteras catalanas aún no hay vías que nos permitan alcanzar tales velocidades sin poner en peligro nuestros puntos y sí muchos controles de velocidad. Quedamos prendados con su aceleración y sobre todo su capacidad de recuperación. De 0 a 100 km/h tarda 4,8 segundos, que está muy bien para una berlina que marca e la báscula más de dos toneladas.
Sus turbocompresores secuenciales son perfectos para que la entrega en bajas sea muy alta y también para que la aceleración no goce de la contundencia que ansiaríamos en un deportivo, sino la progresividad que exige una confortable limusina. Para afianzar aún más esa progresividad, el Clase S también cuenta con un cambio automático de doble embrague, el 7G-TRONIC PLUS. La sensación de acelerar con insistencia en un Clase S no es muy diferente a la de un tren de alta velocidad saliendo de la estación, alcanzando velocidad a un ritmo muy alto sin que sus pasajeros se inquieten.
Pero el trabajo de Mercedes-Benz ha ido más allá de ese aislamiento y la línea de escape ha sido trabajada para que su sonoridad sea contenida, aunque por encima de las 4.000 rpm el profano que nos oiga en el exterior sepa que llevamos un motor muy gordo y en el habitáculo se cuelen ciertas notas que en el fondo serán música para nuestros oídos.
Independientemente del motor, el enfoque de limusina de chófer dependerá de la configuración interior, de las plazas traseras. Pero está claro que un Clase S con este motor hará las delicias de cualquier chófer e invitará a su empleador, de vez en cuando, a darle el día libre al conductor para ponerse a los mandos.
Hablando de dirección, la asistencia del control de crucero con función de seguir a otros coches y la asistencia para mantenerse siempre en el carril, me resultó un tanto desconcertante al principio, como me ha pasado en otras ocasiones con diferentes coches que equipasen sistemas similares. Al principio sorprende bastante que el volante no se comporte con naturalidad, es decir, que levemente intente girar para seguir las líneas de la carretera sin que ejerzas presión sobre el aro. En cualquier caso, dado que aún no pudimos recorrer muchos kilómetros con este coche, le concederemos el don de la duda, puesto que a la larga y según nos acostumbremos debería convertirse en nuestro mejor aliado para disfrutar de una conducción relajada en carretera y sobre todo con tráfico lento y retenciones.
De todas formas Mercedes-Benz ha optado por un sistema de mantenimiento de carril muy permisivo con el conductor, que no nos molesta, por ejemplo, cuando nos movemos por un trazado revirado y queremos atajar las curvas pisando la línea continua que delimita el arcén.
No solo por tradición. La estrella de Mercedes-Benz sobre el capó se convierte en un elemento indispensable de una berlina de su tamaño, un punto de referencia permanente para que el conductor se sienta más cómodo sabiendo dónde termina el capó. Aunque, en cualquier caso, los sensores de aparcamiento periféricos evitarán que rocemos la carrocería al maniobrar.
Con este motor y esta carrocería, el Mercedes Clase S marca en báscula y en vacío más de dos toneladas. En cualquier caso, no es una cifra descomunal para un vehículo de su tamaño y sobre todo equipado con tantos sistemas de seguridad y elementos de confort.
El Mercedes Clase S de batalla larga luce más natural que nunca, precisamente porque el desarrollo de este modelo giró en torno a la versión de batalla larga, de la que se derivó una versión de batalla más corta en la que únicamente se pierde espacio para las piernas en las plazas traseras.
Resulta curioso que el Mercedes Clase S haya prescindido por completo de bombillas tradicionales. Todas ellas han sido sustituidas por cientos de diodos LED.
En este, mi primer contacto con el Mercedes Clase S, tampoco puedo adelantaros mucho más. La verdad es que Mercedes-Benz ha dispuesto de una gama de motores tan diversa y variopinta, que nos gustaría dedicar el tiempo necesario para analizar los pormenores de cada uno de ellos. Pero tal y como ya os adelantaba al principio, el sistema que más nos ha sorprendido es Magic Body Control, del que ya os hemos hablado en profundidad en Tecmovia.Creo que los de Stuttgart han conseguido crear un sistema verdaderamente útil e inédito, uno de esos puntos que les diferencia de la competencia y que estoy convencido que muchos fabricantes se animarán a imitar de ahora en adelante. Antes de probarlo me mostraba un tanto escéptico, pensaba que la actuación de Magic Body Control se apreciaría pero que sería un tanto sutil, como sucede habitualmente con otros sistemas de suspensiones adaptativas.
Pero el hecho de superar un gran resalto sin que la carrocería se inmutase, mantuviese la horizontalidad y en el habitáculo se sintiese como una irregularidad más del terreno o una junta de dilatación, me abrió los ojos.
Sin lugar a dudas, Mercedes-Benz ha realizado un gran trabajo con la nueva Clase S. Pero no te vayas muy lejos porque esto no es una despedida, aún quiero hablaros de otros aspectos más prácticos del nuevo Mercedes Clase S y sobre todo su aporte para aquellos que busquen una berlina de chófer, disfrutando del confort y el altísimo equipamiento de sus plazas traseras.
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