Suena el despertador muy temprano, tanto que dudo si las calles ya estarán puestas. Tiempo justo para asearme, comprobar que llevo todo mi equipo de pruebas en la mochila, cámaras, objetivos, tablet y accesorios. El desayuno lo tomaré a 300 km/h, de camino a Barcelona. Pero no temo por mis puntos, desayunaré relajado mientras leo la prensa del día en un asiento de preferente del tren de alta velocidad. Y aunque esta historia os parezca irrelevante, ya veréis que viene muy a cuento de la prueba que nos traemos entre manos, mi primer contacto con el Mercedes Clase S, un coche que ya pasó por las manos de mi tocayo y compañero David García Artés hace unos meses.
Reconozco que no me gusta nada que alguien conduzca por mí. Pero, sin que sirva de precedente, hoy me toca probar un coche de esos que se disfrutan, incluso más, sentado en sus plazas traseras. El Mercedes Clase S lleva hasta sus máximas consecuencias el objetivo de ofrecer un habitáculo de primera clase, con todos los elementos de confort que podamos imaginarnos, la última tecnología de Mercedes-Benz, una suavidad de rodadura digna de un cómodo tren eléctrico y prestaciones similares a las de un tren de alta velocidad.
Si no fuera por que Mercedes-Benz limita sus modelos, salvo SLS AMG, a un máximo de 250 km/h; y también, aunque huelgue decirlo, porque nos costaría todos los puntos del carné de conducir; este Mercedes Clase S podría medirse – y vencer – contra el tren de alta velocidad en una hipotética carrera para comprobar cual es el medio de transporte más rápido y confortable que el dinero puede pagar.
Mercedes Clase S: un emblema con solera y pionero tecnológico
Desde los años 50, los predecesores de los Clase S modernos se convirtieron en la punta de la lanza de la tecnología de Mercedes-Benz, especialmente en lo que concierne a confort y seguridad. Hablamos de innovaciones en climatización, suspensiones neumáticas, direcciones asistidas, ABS (1978), control de crucero (1975), columna de la dirección con ajuste eléctrico (1985), airbag de conductor y pretensiones de cinturón (1981), airbag de acompañante (1988), airbags de cortina (1996), control de estabilidad (1995), sensores de aparcamiento (1995), controles por voz (1996), faros de xenon (1996) y una larga lista de innovaciones, prácticamente inéditas en el momento de su lanzamiento.
Active Body Control: el sistema que lee la carretera y nos dejó con la boca abierta
No creo que habitualmente peque de entusiasmarme excesivamente con tecnologías triviales. Pero os digo que lo que ha conseguido Mercedes-Benz con su Active Body Control es digno de admiración, de golpe y porrazo este Clase S es capaz de allanar, hasta el punto de apenas sentir el impacto, los elevados resaltos de paso de cebra que nuestros regidores locales se han obcecado en instalar durante los últimos años.
Ya dedicaremos bastantes líneas en contaros como funciona más adelante.
En esta nueva generación de Clase S, la visibilidad está garantizada con un sistema de faros que se adapta al contorno de la carretera; con visión nocturna, que por la noche en tramos oscuros detecta peatones mediante infrarrojos y nos los muestra en pantalla; que reconoce señales y nos avisa si nota que estamos distraídos o tenemos sueño; que incluso frena autónomamente para evitar un accidente; y si, por desgracia, este fuera inevitable, analiza nuestra complexión para calcular el volumen de inflado que necesita el airbag para minimizar los daños que suframos.
Mercedes-Benz también ha puesto toda la carne en el asador para proteger a los ocupantes de las plazas traseras, sus VIP. Estas contarán con medidas tan avanzadas como cinturones de seguridad con pretensores y airbag integrado.
En los próximos días, hablaremos largo y tendido del Mercedes Clase S. Ya hemos tenido nuestro primer contacto, con un flamante S500 de versión larga. Para poneros en situación, este modelo está dotado de un V8 de 4.663 cm3 biturbo con nada más y nada menos que 455 CV de potencia. Para saber de lo que estamos hablando, pensemos que en España arranca en los 122.900 euros con batalla corta y 125.875 euros con batalla larga. Nuestra unidad estaba cargada con casi todos los extras habidos y por haber, incluido
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